Emilia Pardo Bazán fue una aristócrata gallega que se dedicó de lleno a las letras ya que fue novelista, ensayista, crítica literaria, periodista, dramaturga, editora, poetisa...
De su padre heredó el convencimiento por defender los derechos de la mujer y el gusto por la Literatura. Gracias a su progenitor, Emilia gozó de una cuidada educación y disfrutó de una maravillosa biblioteca. Fue una lectora infatigable desde los ocho años. Entre sus libros favoritos se encontraban Don Quijote de la Mancha, La Ilíada o La Biblia.
A los nueve compuso sus primeros versos y a los quince su primer cuento. Unos años antes se negó a recibir clases de economía doméstica y de música, que era la formación que toda mujer culta de su época debía conocer, y profundizó en el estudio de los idiomas (inglés, francés y alemán) y de las Humanidades. Como cualquier mujer que viviera a caballo entre el siglo XIX-XX no pudo acceder a la universidad.
A la temprana edad de los 16 años se casó con José Quiroga y Pérez Deza. Junto a él, que siempre respetaría los intereses intelectuales de su esposa, viajaron por gran parte de Europa. Fue aquí donde su gusto por los idiomas iría aumentando. A su regreso a España entró en contacto con el krausismo de la mano de Francisco Giner de los Ríos, quien sería su gran amigo.
Entre sus obras más destacadas están: Estudio Crítico de Feijoo, Pascual López, Un viaje de novios, La Tribuna, Los pazos de Ulloa, La piedra angular, Insolación, Una cristiana, Doña Milagros, Memorias de un solterón.