Teodora fue no sólo una emperatriz bizantina del siglo VI, sino probablemente la mujer más poderosa, influyente y respetada de todo el Imperio bizantino.
Estuvo casada con el célebre Justiniano, con quien compartió vida, poder político y santidad, siendo esta última reconocida por la Iglesia cristiana ortodoxa. Ambos reconstruyeron y reformaron la ciudad de Constantinopla, dotándole de un prestigio nunca antes visto.
Fue una pionera del feminismo pues elaboró leyes que protegían los derechos de las mujeres, especialmente de las más desfavorecidas. Entre sus reformas más destacadas destacan las siguientes:
- Prohibir la prostitución forzosa, cerrando los burdeles que incumplían esta ordenanza.
- Crear un convento para que pudieran mantenerse las exprostitutas.
- Expandir los derechos de las mujeres en caso de divorcio.
- Instituir la pena de muerte por delitos de violación.
- Prohibir que los bebés no deseados fueran abandonados.
- Prohibir la muerte de mujeres que hubieran cometido adulterio.
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